¿Experimentas lo que es sentirte mal? ¿Sientes lo que yo siento? ¿Alguna vez te pasó que decías las cosas desde el corazón y no desde lo que salía por tu boca?
Lombrices que se derraman desde tu garganta atravesándote toda la laringe. Mariposas asesinas que revolotean en tu estómago intentando abrir brechas a lo largo de él. Pequeñas ranas saltando en tus pies intentando llegar al cielo. Águilas que picotean tu cabeza haciendo pequeños surcos en ésta. Animales salvajes. Pequeñas fieras en miniaturas intentando romper lo poco que queda de ti. Tu pelo en el viento se mueve como una gaviota libre atravesando la niebla. Y tus ojos miran hacia cualquier lado menos en el de siempre, curiosos ante la experiencia de sentirte roído por bestias de la realidad. Pero aún sigo preguntándome: ¿Y tú corazón?
Es lo único que consigue estar intacto, el roce sólo ha hecho que esa carcasa que tenía se haya despegado y ya no vuelva a ser lo que era. A veces, la mayoría de las preguntas, simplemente, no tienen respuesta. El silencio ha respondido por ellas.
Siempre me pregunté,
¿Qué pasaría cuando le vuelva a ver?
Pero no pasó nada. Sólo me quedé allí, viéndole a lo lejos.
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