Juré que nunca iba a volver a sentir nada por ningún chico. Juré que nunca quería sentir ese cosquilleo en el estómago cuando lo tuviera que ver. Juré no volver a reír a la pantalla cuando me decía cualquier cosa bonita. Juré en no ilusionarme nunca. Y juré sobre todo, que la primera vez que me enamorase fuera de la persona correcta. Pues esas promesas se rompieron. Apareciste tú, así sin más, sonriéndome cada vez que me veías con esa preciosa sonrisa, que enamora. Esos ojos color marrón tan bonitos. Apareciste tú entero, y le diste una vuelta a mi vida de principio a fin. Con el paso del tiempo, quería que tú fueses el causante de mis sonrisas, el causante de mis insomnios, el causante de que mi mente nunca estuviera donde debería de estar, y estaba pensando en ti segundo a segundo. No me arrepiento de nada, no puedo arrepentirme de algo que en su día me hizo la persona más feliz del mundo. Y al final, me acabé enamorando de ti, de la forma en la que me demostrabas todo lo que me querías, todo lo que sentías hacia a mi, me enamoró la manera en la que empecé a sentir por ti sin apenas conocerte, me enamoró la forma en la que me sonrías, porque, esa sonrisa solo me la dedicabas a mi. Me enamoró como me abrazabas y me besabas con tanta ternura y dulzura. Me enamoraste tú. Y aunque duró poco tiempo, reconozco que fue lo mejor que me pasó en la vida, porque fue la primera vez que sentí lo que es querer y que te quieran de verdad. Aunque esto no lo resumo por el tiempo, es por las cosas que me hiciste sentir. Ahora, solamente te pido que no me olvides, que cuando recuerdes nuestros momentos juntos te salga una sonrisa y que no los olvides. Y ya que no estás a mi lado, quiero que seas feliz. Te quiero y quiero que seas feliz aunque no sea yo la causante de tu felicidad.