Hoy, un día cualquiera, te paras a pensar en todas y cada una de las
personas que han pasado por tu vida, esos amigos que en su día te dijeron para
siempre, pero… ¿dónde están? Porque yo no los veo aquí. Esos
que considerabas tus mejores amigos, los que
parecían que te ayudaban, esos con los que te pasabas las tardes hablando, y
ahora, simplemente os dirigís un hola. Y de repente, todo
da un giro, un gran giro de 180º que cambia absolutamente todo. Por esos amigos y amigas
que te traicionaron, que no supieron apreciarte, y se dan cuenta de lo que
tenían cuando te vas, por esos a los que querías como a nadie, y cada día les
ayudabas y mostrabas su mejor parte, pero ellos en cambio, a ti no, eras un
simple pasatiempo, sin más. Y estoy segura de que todos tendrán lo que se
merecen, por los que se fueron y luego volvieron, por los que se quedaron, por
los que rectifican y te hacen rectificar, por todos, por los errores, y por los
aciertos. Todo lo que pasa, que no te gustaría que hubiera pasado, pero ya no
se puede hacer nada, porque si el destino así lo quiso, será por algo. En
cambio, brindo por esa gente que aprecio, y aunque algunos sean de no hace
mucho tiempo, sé que seguirán hay, a lo largo del camino, y ahí es cuando
sonríes, cuando te das cuenta de que la amistad no se mide por el número de saludos
que das, sino por el número de sonrisas que te pueden sacar al día.
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