Aunque parezca mentira, la amistad es dificil
de cuidar y sobre todo, de mantener. Cuando era pequeña, bajar a la calle con
ese grupo de amigos del cole, era lo único que me hacía feliz. Al principio,
todo era magnífico, hasta que llegaron los problemas y las discusiones. A
medida que pasa el tiempo, te vas dando cuenta de que no se puede confiar en
todo el mundo, porque a la mínima... ¡PUM! Ya no te puedes esperar nada de
nadie. Quizás sea por que espero mucho más de las otras personas, pero en
realidad, ellos no harían lo mismo por mí. Hay una frase que dice "La
gente se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde", y sí, es cierto.
Cuando te alejas, y se va notando la distancia, es cuando te echan en falta,
pero tú ya no estás ahí, demasiado tarde, te has ido. Luego, van entrando
nuevas personas en tu vida, y la misma historia, hasta que se alejan, y
desaparecen. Y de repente, cuando menos lo mereces, pero cuando mas lo
necesitas, aparecen, sin decir nada, y con los brazos abiertos. Esas personas
son las que se merecen mi atención, mis consejos, mi compañía... se merecen
todo y más. Porque gracias a ellos me puedo divertir, puedo contar con ellos,
puedo reir, puedo llorar... porque sé, que haga lo que haga, seguirán estando
ahí... lo sé.
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