El verano se está marchando, cuando quiero darme cuenta
de ello ya debo llevar pantalones largos y las hojas de los árboles se van
cayendo. El paraje ya no es colorido, empieza a cambiar lentamente a un marrón
propio del otoño. He vivido muchas cosas este verano, he cambiado y
he crecido. Desde el pasado invierno y este casi pasado verano he
aprendido muchas cosas sobre la vida... -Todo lo que no había aprendido antes.
Pero este verano se lleva muchas cosas de mí, se lleva unos
recuerdos marchitos, destrozados y tristes. Se lleva algo que
nunca pensé dejar de lado, mi niñez. Se lleva amistades que pensé fuertes y cercanas.
Se lleva palabras que me trájo el viento y caricias que se borraron con el
tiempo. Pero sobretodo se lleva cicatrices y páginas en blanco. -Todo lo que sobraba en mi vida.
Aunque no sólo se lleva sensaciones y partes de
mí, también ha traído cosas maravillosas. Este verano he descubierto que
cuento con dos pilares que me mantienen en pie incondicionalmente, algo
que ya sospechaba, pero que al madurar quedó más que claro. Además he
conocido a una persona que ha cambiado mi vida, una persona que me ha
hecho creer de nuevo en el amor, que me ha hecho sentir algo que
nadie antes había conseguido tan fuerte y a quien quiero por
encima de todo. Todo lo que necesito para ser feliz.
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