Yo siempre soñaba con el chico perfecto, alto, moreno, con
ojos grandes, un cuerpo perfecto, con su sonrisa perfecta a todas horas,
cariñoso, amable, romántico, que se preocupe por mi día a día, que me haga reír
con sus tonterías, que al escuchar mi nombre automáticamente le venga una
imagen mía a la cabeza, que se acuerde de mi a cada segundo. Él era el chico perfecto
para mi, a parte de que teníamos muchas cosas en común, nuestros sentimientos
eran los mismos, éramos dos personas metidas en una. Era un sueño en el que
nunca, pero nunca, quería despertar.
Soñaba con el mundo perfecto, y cuando lo tenía, se fue, se
fue sin dar ninguna explicación.
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